1. Ajuste de las zapatas de freno: son las piezas que se encargan de presionar contra la llanta para frenar la bicicleta. Si están desajustadas, pueden generar un desgaste irregular de la llanta y reducir la efectividad de los frenos. Para ajustarlas, primero debes aflojar el tornillo que las sujeta, ajustarlas a la altura adecuada (a unos 2-3 mm de la llanta) y luego volver a apretar el tornillo.
2. Revisión y limpieza de los cables y palancas: también deben estar en buen estado para que los frenos funcionen correctamente. Es recomendable revisar que no estén desgastados, rotos o deshilachados, y lubricarlos con aceite para evitar que se peguen o se oxiden. Asimismo, es importante limpiar las palancas de freno para eliminar la suciedad acumulada.
3. Revisión de las pastillas de freno: son las piezas que se encargan de presionar contra el disco o la llanta para frenar la bicicleta. Por lo general, se desgastan con el tiempo y es necesario reemplazarlas.
¿Cuánto cuesta cambiar las pastillas de freno?
Puede variar dependiendo del tipo de pastillas que necesites, de la marca y modelo de la bicicleta, así como de la calidad de las pastillas. En general, se estima que el precio de cambiar las pastillas de freno en una bicicleta ronda los 70-150 euros, dependiendo de los factores mencionados anteriormente. Por supuesto, si quieres ahorrar dinero, siempre puedes intentar hacer el cambio de pastillas de freno tú mismo en tu garaje, siguiendo los pasos adecuados. Sin embargo, si no estás seguro de cómo hacerlo o si no tienes las herramientas adecuadas, es mejor acudir a un mecánico especializado.
¿Cuándo cambiar discos de freno?
Además de las pastillas, los discos también pueden desgastarse con el tiempo y afectar la eficacia de los frenos. Aunque no es algo que debas hacer con tanta frecuencia como el cambio de pastillas, es importante estar atento a las señales de que los discos de freno necesitan ser cambiados. Algunas de estas señales incluyen: un sonido chirriante al frenar, una sensación de vibración en la bicicleta al frenar, o una disminución en la capacidad de frenado en general.
En general, se recomienda cambiar los discos de freno si tienen un grosor inferior a 1,5 mm, si presentan grietas o deformaciones, o si han sido dañados por el sobrecalentamiento. En caso de duda, siempre es mejor consultar con un mecánico de bicicletas. Contáctanos para cualquier duda que tengas, nosotros, como fabricantes y distribuidores de frenos, ¡haremos todo lo posible para que no te quedes con dudas!